POR STAFF
Bezares ya había pasado por foros de televisión y de teatro y por varios escenarios nacionales, en los años ochenta, antes de llegar finalmente a convertirse en el patiño —un personaje secundario que es generalmente el blanco de burlas y chistes— de Stanley, el papel que le dio la fama. Fue partícipe de programas de televisión emblemáticos como Cachún Cachún rara (1981) o Anabel (1988), y fue también el responsable de las coreografías del grupo Vaselina y en puestas en escena como José, el soñador, Jesucristo Superestrella y Cabaret. Pocos de los jóvenes que ahora se vuelcan a apoyar su participación en La Casa de los Famosos saben la trayectoria que le precede y la sombra que, hasta hace solo unas semanas, se cernía sobre su cabeza. “Yo nunca supe que Mario Bezares hacía las coreografías de Timbiriche hasta ahora”; “A mí me recuerda mucho a mi abuelito”; “No es confortativo y es muy divertido. Muy paternal”, publican y comentan jóvenes que le respaldan y que ven en él una figura de confianza, credibilidad y apoyo.
Para su esposa Brenda Jiménez Loya, más conocida como Brenda Bezares —también cantante, actriz y conductora—, lo que está sucediendo con su compañero dentro del reality es un respiro. “Se ha sabido renovar y ha entendido a los jóvenes. Creo que la gran ventaja de Mario es que se acerca a los jóvenes a través no solamente de la comedia, sino de los bailes”, cuenta. La figura de Bezares dentro de la casa fue creciendo poco a poco debido a que se muestra como alguien transparente, sincero, que apoya a sus compañeros y que no tiene afán por polemizar, causar conflictos o entrar en disputas.
Brenda Bezares, la mujer sin la que es imposible revisar y analizar la vida y la trayectoria de los últimos años del conductor, hace una lectura optimista. Asegura que, pese a que Mario entró a la casa con estigmas y juicios muy duros, solo era cuestión de tiempo para que mostrara su verdadera personalidad. También distingue el momento preciso en el que la situación comenzó a mejorar para él: “Fue tomando seguridad conforme fueron pasando las semanas. Algo que me llamó la atención muchísimo, es que a él siempre lo nominaron. Pensaron que lo iban a sacar porque no tenía tantos seguidores, porque no tenía tanta fandom, porque entró con todo el tema al principio de los amigos de Paul (Paul Stanley, hijo de Paco Stanley, también presentador de televisión) que supuestamente les dijeron que le hicieran la vida imposible, etcétera, etcétera. Poco a poco todo eso cambió porque él se está presentando tal cual es, le ha dado el corazón a México día a día, y lo han visto en un 24-7. Tú no puedes por mucho tiempo sostener lo que no eres”, dice.
El público coincide. Gran parte de esos fans a los que hace referencia Brenda Bezares, han contado que al principio del programa, Mario aparecía como una figura en desventaja, por ser el mayor de todo el elenco y porque, en cada nominación, sus contrincantes tenían la seguridad de que no tendría el apoyo suficiente de afuera, del público que es quien con sus votos salva o descarta a los famosos de su estadía en la casa. Sin embargo, fueron su experiencia, su trato “paternal” y su liderazgo nato sobre sus pares, las que lo han colocado en las preferencias de todos.
Mayito, el conciliador
Mario Bezares, Mayito, toma varios frascos de vitaminas todas las mañanas; cocina para todos, le ha puesto incluso el nombre de Fonda Los Amigos a ese espacio de la cocina que ya es suyo. Aconseja a sus compañeras, se encarga de que la casa y sus espacios comunes se mantengan limpios y en orden. Es conciliador y evita confrontaciones y problemas. No parece un perfil atractivo para las producciones televisivas de este tipo, sedientas de personajes que polemicen y que se muestren como estrategas hambrientos de poder. En cambio, crea coreografías que luego se hacen virales, se desvive en mensajes diarios de amor y cariño a su esposa, mirando fijamente a las cámaras y convirtiendo al espectador en un receptor de sus muestras de empatía que rozan lo empalagoso.
Dentro de un elenco conformado por chicos y chicas jóvenes (los finalistas) Mayito parece encarnar esa figura paterna, protectora y que provee de certezas y de seguridad a una generación que sigue demostrando la necesidad de que estos valores sigan presentes. Además, el número de seguidores y fanáticos aumenta. Sus simpatizantes ya no solamente son los nostálgicos que crecieron mirando sus programas, sino, ahora congrega a personas de todas las edades, desde niños pequeños cantando las canciones que él mismo ha popularizado dentro de la casa, hasta adultos mayores que siguen percibiéndolo como un personaje entrañable con quien las circunstancias fueron injustas. De tener unos cientos de miles de seguidores en sus redes sociales, por ejemplo, Bezares ha logrado en las últimas semanas rebasar el millón de ellos solo en Instagram.
En un programa de entretenimiento, hace solo unos días, la presentadora Flor Rubio, ha dicho: “Si Mario Bezares hubiese imaginado, en medio de la amargura y el mal sabor de boca de la bioserie de la vida de Paco Stanley, y lo incómodo que se sentía, se hubiera imaginado lo que le venía con La Casa de los Famosos, no lo hubiera creído porque él adentro no sabe el fenómeno que está ocurriendo afuera con su persona. Él que ha sido tan señalado, tan juzgado, tan revictimizado durante muchos años, cuando vea todo esto me parece que no va a caber en sí mismo de la felicidad”.