Por José Ángel Solorio Martínez
Los Américos Villarreal, están irremediablemente perdidos en Reynosa, Tamaulipas. El gobernador y su hijo -Ameriquitito-, han ido de tropiezo en tropiezo en esa ciudad que demográficamente, es la más importante del estado. Con una soberbia inexplicable, gobernador y vicegobernador, han desdeñado a actores locales tan relevantes en el municipio, como José Ramón Gómez Leal (JR), Maky Ortiz Domínguez, Oscar Luebbert Gutiérrez, Héctor Garza González, sin olvidar a la importante red política formada por la militancia histórica de MORENA.
JR, fue torpedeado, en plena campaña electoral por la senaduría; Maky, ha sido reiteradamente humillada en las giras del presidente AMLO, en tanto Luebbert y Garza González, no han sido convidados a eventos oficiales en un acto de evidente como inexplicable exclusión.
La incomprensión de los turbulentos escenarios reynosenses, ha configurado una correlación de fuerzas adversa para AVA y su retoño.
De otra forma: los Américos, perderán la ciudad porque sus opositores, por el partido que elijan, aplastarán a su candidato.
Las fuerzas políticas reynosenses, han hecho morder el polvo, a varios gobernadores; a Emilio Martínez Manautou, a Américo Villarreal Anaya, a Manuel Cavazos Lerma, a Tomás Yarrington y a Eugenio Hernández.
Y vaya que MCL y TYR, eran personajes conocidos por sus inteligencias.
¿Los Américos?
Como desvalidos niños, sufrirán el noviciado, el incómodo bullying, de los potentes grupos sociopolíticos fronterizos.
Los Makyiavélicos, son rapaces, actúan como sujetos patrimonialistas, como políticos inmorales, o como insaciable familia presupuestívora, pero son operadores de sorprendente eficacia.
Esa anti virtud, los ha configurado como piezas necesarias para diversos partidos que sobreviven con la técnica de cachar candidatos. O sea: la estructura familiar de Ortiz Domínguez, garantiza a cualquier organización política una nada despreciable cantidad de votos y varias regidurías, en el peor de los escenarios.
Los precandidatos que patrocina Ameriquitito, para la presidencia municipal de Reynosa, son tan menores que hasta recordar esos nombres es complicado.
Lo abigarrado del paisaje, estriba en que un escurrimiento de la ex alcaldesa y su hijo -actual alcalde- hacia otra opción partidaria, pondría en la olla a MORENA.
¿Pero cómo, si el partido guinda, anda muy recio?
La aritmética -es más sencilla que el álgebra- pinta con claridad el esquema clientelar electoral: si los Makyiavélicos, salen de MORENA, se mudarían a los brazos de otro aliado, con una cantidad de votos que fluctuaría entre los 50 y los 75 mil sufragios.
(La ingenuidad de AVA, se pintó diáfanamente, cuando circunscribió la influencia de la doctora, a “dos votos”).
Se enfrentarían, tres bandos: MORENA, PRIAN y PC o PT -o etc.- con un candidato del clan Peña Ortiz a la cabeza.
En efecto: la jugada de Makyito y su protectora madre, llevaría esa disputa, a tercios; y en una contienda de esa naturaleza, los Makyiavélicos, estarían apostando a ganar, incluso más fácil que si pelearán en un escenario polarizado entre MORENA y el PRIAN.
La salida con ventaja de los Peña Ortiz, aglutinaría a grupos morenistas, priistas y panistas, que seguirán a quien tenga más posibilidades de triunfo.
Los desprecios -vergonzosos- dirigidos a doña Maky, hacen previsible su expulsión -o achicamiento- del regazo de MORENA.
Los Villarreal Santiago, se pusieron en una situación deplorable: si hacen candidato a Makyito, les habría ganado desde el interior; si rechazan hacer candidato a un Makyiavélico, les ganarán desde el exterior.
Ni modo: así actúan, los profesionales de la derrota.
